Al igual que lo hacemos nosotros, nuestra firma también evoluciona. No es lo mismo la firma que teníamos hace, por ejemplo, 20 años, que la que tenemos en el momento actual, de la misma manera que nosotros tampoco somos los mismos. La firma de cada uno de nosotros nos acompaña, se pega a nosotros como una "lapa", y va cambiando y modificándose a lo largo de nuestra existencia, si bien hay un momento en el que "madura". Es decir, hay un momento en el que adquirimos nuestra propia firma, lo mismo que adquirimos nuestra propia personalidad. A partir de ahí, claro que pueden existir modificaciones; por causas profesionales, por motivos externos a nosotros (como puede ser un problema de salud, por ejemplo), etc. Unas veces, prescindiremos de algún apellido, otras simplificaremos la rúbrica, etc. Hace unos días, a un chico adolescente que viene a sesiones de grafoterapia, le pedí que escribiera un pequeño texto, dictado, que me sirviera para ir comprobando la evoluc
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